24 julio 2006

ME CAGO EN LA CULTURA


Cada día empiezo a considerar más seriamente que "cultura" hoy en día es una palabra que usamos para denominar todo aquello que carece de argumentos sólidos para ser defendido o practicado. Frente a una serie de beneficios más bien escasos (entre los que hay mucha morralla erróneamente sobrevalorada y mitificada), encontramos una inmensidad de inconvenientes y perjuicios en la defensa a ultranza de la cultura que, creo, se estila últimamente.

No tengo ni mucho menos claro que sea útil que en el mundo haya miles de idiomas y dialectos (de tal manera que nadie se entiende), ni que en muchos países la ablación del clítoris sea una fiesta (y todos sabemos que la lista de ejemplos es interminable).

En el colegio siempre insistían en que la cultura es buena, y que untar un lienzo de mierda es arte, pero hacerlo sobre la pared es una cochinada; por ejemplo. Aún hoy sigo preguntándome qué tienen de malo las bases de datos (y por qué no son cultura, según los "entendidos" de la cultura) y qué tienen de bueno los desvaríos de algún alcohólico del siglo XVII (con todos mis respetos hacia los alcohólicos).

Es por esto que me declaro provisionalmente en defensa de la información, y en contra de la cultura.